Hace unas cuantas semanas, Javi del blog “Yo No Lo Titaría”, hablaba en esta entrada de que “por casualidad” cuando acababa de visitar el Santuario de Lourdes, recibió una llamada de teléfono inesperada que ha cambiado su vida. Él mismo preguntaba si acaso podía ser un milagro de Lourdes.
Yo que casi acababa de entrar en su blog por primera vez, no dudé en ponerle un comentario diciéndole que a mí no me cabía ninguna duda de que era un milagro.
Desde entonces, he estado dándole vueltas a la cabeza porque quería compartir con vosotros la experiencia de mi milagro de Lourdes.
Como ya sabéis, antes de tener a Mi Tesoro, tuve sufrí cuatro abortos. (podéis leerlo aquí). Así que cuando los médicos no nos daban ninguna razón para tanto aborto (porque todavía no saben cuál es la solución para mis abortos) de repente un día en una misa dominical, el Padre Damián comentó que la Parroquia iba a hacer una Peregrinación a Lourdes. Aquella noche estuve dando vueltas a la cabeza y por la mañana le dije a Juanma: “¿Por qué no nos apuntamos al viaje?”. Sinceramente en aquel momento no tenía ninguna esperanza, pero era una manera de quemar nuestro último cartucho.
Así que después de un súper viaje a Escocia, volvimos a Fuengirola para irnos al viaje a Lourdes, pensando que iba a ser un rollo macabeo y que sólo iba a haber rezos!
Nuestra opinión fue cambiando desde el minuto 1. Pero no puedo contar esto sin hacer un inciso para hablar de el Padre Damián. Después de mi cuarto aborto, un caluroso domingo de septiembre, nos dijo mi suegra: -“Por qué no vamos a misa a la iglesia del aire acondicionado?” (Por aquel entonces era la única parroquia en Fuengirola que tenía aire acondicionado) y pensé (bueno para escuchar un rollo, mejor que sea en un sitio fresquito) Así que fuimos, y aquella misa, aquel cura tan joven, tan sencillo, tan alegre, cambió mi vida. No recuerdo qué fue lo que en aquella homilía dijo, pero al escucharlo , parecía como si sus palabras fueran para mí, lo que en aquel momento necesitaba oir (acababan de hacerme el legrado y no tenía ganas de nada). Realmente me reconfortó. Sus eucaristías, son lo que todas debían ser, una fiesta, donde todo es alegría, donde hay hermandad, y me encanta su manera de tratar a los niños, cómo les deja ser protagonistas, cómo la magia de sus palabras nos envuelve cada domingo. Y así poco a poco, domingo tras domingo, me di cuenta que necesitaba sus palabras para afrontar cada semana y cuando quise darme cuenta, me había pescado sin caña, ni anzuelo!
Una vez hecho el inciso, continúo con el viaje, la peregrinación. Lo primero que ves cuando llegas a Lourdes, es una cantidad enorme de tiendas de souvenirs, hay tiendas por todos lados, unas pequeñitas, otras muy grandes, y en todas se vende lo mismo: rosarios, estampas, figuritas, dedales, cuadros,…y casi todo lo que os podéis imaginar, pero eso sí todo relacionado con la Virgen y Bernadette. Así que mi primera impresión del lugar fue: “Vaya negocio que tienen aquí montado!”
Cuando nos bajamos del autobús y soltamos el equipaje en el hotel fuimos al Santuario y ahí fue cuando me di cuenta que está totalmente cercado por una reja en todo su perímetro y que dentro del mismo no hay nada que vender ni comprar. Es más hay un montón de carritos con velas dentro, donde puedes coger las que quieras con un cartel que dice “donativo voluntario”, creo que eran 50 céntimos o 1 €. Pero vamos que no hay nadie vigilando que vas a echar el donativo. Nosotros por supuesto que lo echamos (No os vayáis a pensar)
Con esto os quiero decir, que mi primera impresión fue totalmente errónea, que sí que hay negocio, pero totalmente independiente al Santuario.
Pasamos si mal no recuerdo 3 días allí, así que nos dió tiempo a participar en todas las actividades: Misa en la gruta, Vía Crucis, Procesión de las antorchas, Esta última sin duda la más emocionante. A la sola luz de las velas, todo el mundo rezando y procesionando juntos, cada uno en su idioma! Impresionante y emocionante hasta las lágrimas.
La primera vez que entramos en el recinto empezamos a ver gente, muchísima gente, peregrinos quiero decir! Y lo que más me impresionó fue ver a los enfermos, algunos de ellos en sillas de ruedas, otros muchos en camas, y todos ellos ayudados por voluntarios. Uno de los días fuimos a adelantar la procesión de carritos y camillas que se dirigía hacia la gruta, para poder llegar antes y un anciano que iba en una de las camillas se puso el pobre a vomitar y creo que fue justo en aquel momento en el que pensé: “Señor, tú sabes porque estoy aquí, pero creo que esta gente necesita tu ayuda mucho más que yo”.
Así que después de beber el agua del manantial, poner las velas de rigor y cómo no tener nuestros ratos de oración, nos fuimos de allí con otra cara y sobre todo con otro espíritu. La siguiente parada en la peregrinación antes de volver a casa era el Santuario de Torreciudad. Sin duda un lugar muy bonito. Allí nos tenían preparados una serie de cosas, pero el Padre Damián les había pedido una sala para hacer una oración comunitaria que debía durar unos 15 minutos. Y tardamos 2 horas! Empezó a hablarnos de los momentos que él personalmente había disfrutado más y nos invitó a hacer lo mismo a nosotros. Después de unos minutos en los que nadie quería decir nada, rompí el hielo y hablé delante de toda esa gente con el corazón en la mano, en una mezcla de confesión y oración. Empecé diciendo cómo había conocido al P. Damián, cómo me había sentido reconfortada con sus palabras, cómo habíamos pensado en ir a la peregrinación, con la intención de que se obrara el milagro, y cómo al llegar allí y ver a tantos enfermos, a tantas personas necesitadas de un milagro para poder vivir, no me sentía capaz de pedir nada a la Virgen. Y en voz alta le pedí al Señor que si su voluntad es que yo no llegara a ser nunca madre, que me diera al menos la resignación y fuerza necesaria para sobrellevarlo y de repente me escuché a mi misma preguntando en voz alta al Señor, con un llanto incontenible: “¿Qué quieres de mí? Después de mí, fueron poco a poco hablando los demás, y fue un momento realmente precioso, emocionante e inolvidable.
Y el Señor me respondió a esa pregunta que le había hecho en voz alta y con lágrimas en la cara, pero no como en las películas, bajando en una nube y con la voz del inolvidable Constantino Romero! No, me habló como siempre lo hace, aunque pocas veces lo escuchamos: a través de los demás: En una de las comidas que hicimos durante el viaje en la misma mesa que el P.Damián, nos propuso a Juanma y a mí formar parte del grupo parroquial que imparte los cursillos prematrimoniales. Esos cursillos que todos los novios tienen que hacer si quieren casarse por la Iglesia. Y Yo le contesté riéndome: Pero Damián cómo vamos nosotros a dar los cursos si sólo llevamos 4 años casados!!! Pues ya lleváis más años casados que yo!, nos dijo. Y algunas semanas después me enteré que se iban a dar unos cursos para personas que quisieran ser voluntarias de Cáritas y hablé con Damián y me dijo que los hiciera que necesitaban gente en la Cáritas de la parroquia. Y los hice.
Así que después de contaros todo esto, os estaréis preguntando cuándo aparece Mi Niño Milagro?
En aquel momento, yo pensé que para obrarse el milagro tendría que venir de Lourdes embarazada, así que cuando me vino la regla me quedé un poco decepcionada. Pero fue la última que vez que me vino! Y después de todo el trabajo que me está costando tener un segundo hijo, cada día estoy más convencida de que fue un verdadero Milagro.
Aunque a decir verdad, Mi Tesoro, no fue el único milagro de Lourdes. Después de ir allí, Juanma y yo sufrimos un cambio trascendental en nuestra vida. Comenzamos a dar los cursillos prematrimoniales y yo me hice voluntaria de Cáritas. Y aunque ahora con el niño no siempre puedo ir, voy cuando puedo o al menos cuando me deja mi enanito! Además gracias a aquel viaje conocimos a personas maravillosas que siguieron mi embarazo, y que nos hicieron unos regalos muy especiales cuando nació. Nos regalaron la concha de plata con la que lo bautizamos (que no sólo fue con agua del Jordán, que mis padres habían traído cuando estuvieron en Tierra Santa; sino también con agua de Lourdes, porque no podía ser de otra manera!)
También nos regalaron este marco, que está en su dormitorio y Salud, que es una artista, nos hizo una Poesía y hasta unas Sevillanas.
Así que no me diréis si con todo esto que os he contado no es para creer en los Milagros! A mi desde luego no me cabe duda.
Un beso y gracias por leerme!
Estoy enlazando esta entrada a la fiesta de enlaces del blog Personalización de Blogs
Esta entrada participa en "Los mejores post de 2013" del mercadillo creativo de Creative mindly
Qué bonito!!!
ResponderEliminarGracias Luz, me alegro de que te haya gustado. Un beso.
EliminarCarmen, cada vez que me acuerdo de vuestro milagro me emociono.
ResponderEliminarY hoy, cómo no, otra vez...
¡¡Enhorabuena por haber vivido una experiencia así!!
¡¡Besitos!!
La verdad es que fue y sigue siendo emocionante! Las gracias se las doy cada día a Dios por obrar el milagro. Un beso.
EliminarHola Carmen, sin duda has sido bendecida. Me ha emocionado mucho tu escrito y me has recordado "cuando me pasó a mí". Si,el momento de mi conversión, en un "momento" pasé de no creer en Dios a saber que existía. Yo creo que hay un momento clave, levantarse delante de todos y abrir el alma a Dios. A mí también me cambió mi vida, pero no fue en Lourdes, sino en una parroquia de donde vivo, y sin pedir nada, se me regaló todo. Todavía me siento como el hijo pródigo y pasó hace tres años. Gracias por compartir, que Dios siga bendiciendo a tu familia, un abrazo, Cris
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras y por querer compartirlo conmigo! Desde luego que me siento bendecida! Un beso.
Eliminaracabo de leer este post y me ha emocionado la historia. Yo no creo en los milagros, pero desde ese día se que alguna ayudita divina quizás sí podamos recibir.
ResponderEliminarMe alegro que tu historia tenga un final feliz (yo de la mía tampoco me puedo quejar, jeje).
Un besote y me quedo por aquí para seguirte de cerca ;)
Gracias por tu comentario Javi! Es un honor que quieras quedarte, espero que te sientas como en casa. Un beso grande "salao"!
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