He tardado mucho en escribir esta entrada y hace ya tanto tiempo de ellos que no sé si me acordaré de todos los detalles, pero os lo debía y sobre todo me lo debía, porque de todas las entradas de mi blog, las que más satisfacciones me producen son estas. Primero porque escribiéndolas me ayudan a superar el dolor, y segundo porque con los comentarios y correos que recibo me doy cuenta de que no caen en saco roto, que al leer mi experiencia os dais cuenta de que no estáis solas, de que somos muchas las que hemos sufrido experiencias similares y hablar (escribir) de ello con alguien que os comprende y que es una absoluta desconocida ayuda a mitigar ese dolor.
Así que hoy toca hablar de un tema tabú en la sociedad de hoy en día, de esa situación que la primera vez que la sufres, no comprendes y que intentas buscar un por qué y empiezas a culparte a ti misma de esa desgracia. Así que si estás en esta situación o conoces a alguien que lo esté te invito a que te quedes y sigas leyendo, aunque el principio de esta historia lo escribí
aquí y
aquí.
Os sitúo en el tiempo, mi sexto aborto lo sufrí en abril de 2013, Mi Tesoro tenía ya 20 meses y yo estaba feliz como una perdiz, cierto es que ya llevábamos un tiempo buscando un herman@, y que mis últimas reglas habían sido un poco raras, porque duraban más de lo normal, aunque en ningún momento me percaté de que estaba embarazada, el día de antes me había bajado la regla, pero muy rara, bajó y se me cortó, así que al día siguiente por la mañana mientras estaba en la ducha, noté un dolor intenso, como de contracciones y de repente sentí necesidad de empujar y expulsé un pequeño saco del tamaño del pulgar de mi mano. Me embargó una sensación al verlo, de incredulidad, de miedo y de dolor unido al llanto y al absurdo de la situación. Así que temblando tuve que agacharme y recoger a ese "pedacito" que acababa de salir de mí y llamar a mi marido para que me trajera un bote de cristal para ir al hospital y que nos examinaran al "pedacito" y a mi.
Para más inri, como era Sábado de Gloria, en urgencias el ginecólogo que nos atendió tenía menos experiencia que yo y nos dijo que seguramente lo que había "parido" (palabras textuales) era un mioma! Pero que de todas formas lo mandaba a analizar. Así que de allí salí aliviada, porque no era lo que yo creía. Y cuál fue nuestra sorpresa, cuando fui a mi ginecólogo a recoger los resultados y nos dijo que sí que era un aborto, y que lo del mioma nada de nada!
Así que de ese aborto como no me enteré de que estaba embarazada, pues lo único que me queda es las palabras que como una letanía salieron de mi boca cuando llorando tuve que agacharme a recogerlo: "¡Ay mi hijito!".
En cuanto al último aborto, el séptimo (por ahora), fue un poco más duro. Ocurrió en noviembre de 2013. Esta vez sí sabía que estaba embarazada, aunque no me había hecho ningún test, la verdad es que no necesito hacérmelos, sé de sobra cuando estoy embarazada, además tenía un montón de síntomas casi desde el principio, tuve mi primera eco en la semana siete, porque ya no podía esperar más y nuestra sorpresa fue mayúscula, mejor dicho doble: venían dos!!! (Por los que se perdieron antes, me dije yo) y salimos de allí como en una nube, con una mezcla de alegría contenida, por si las moscas, y de preocupación por ser dos. La verdad es que me empecé a agobiar por el hecho de ser dos y yo no hacía más que pensar en todas las cosas que teníamos de nuestro Tesoro y que ahora tendríamos que comprar para otro más!!! Y en esas estaba yo cuando, como siempre a finales de la semana séptima empecé a manchar, así que corriendo nos fuimos a urgencias y sólo latía uno de los sacos, el otro se había parado, así que otra vez a mezclar sentimientos, pena por el que no seguía adelante, alegría porque aún tenía uno, alivio, porque me servirían las cosas que tenía y culpa por haberme agobiado al venir dos.
Reposo absoluto y aún así seguía manchando y bastante, asustada, pero pensando que lo que manchaba era del saco que se había parado, y cuando fui otra vez a la eco, y vi la cara de preocupación de mi médico, me confirmó que tampoco tenía latido, mi pequeña se había marchado también. Porque se me ha olvidado contaros que desde el principio tuve la sensación de que eran gemelas. Así que nos dijo que podría hacerme el legrado esa misma tarde o al día siguiente y por supuesto opté por hacerlo por la tarde, porque por experiencia sé que cuanto antes pase lo malo, mejor. Me mandó dos pastillas para dilatar y le dije si era posible evitarlas, pero por lo visto las pastillas hacen que se desprenda mejor y facilita la tarea del legrado para que no haya que raspar tanto. Es que le tengo tanto pánico a esas pastillas, por el recuerdo de la primera vez, pero calro, no es lo mismo dilatar cuando aún no se ha parido, que hacerlo como en mi caso, así que afortunadamente, esta vez no me dolió casi nada.
Eso en cuanto a lo físico, porque el dolor que no se ve, ese, aún hoy me duele. Y aunque no se puede comparar llegar a tu casa después de un legrado y que tu otro hijo te esté esperando y te abrace y te bese, a llegar y sentirte vacía, vacía por dentro, vacía de abrazos,... Pero cuando al día siguiente te levantas y sigues teniendo náuseas, pero no de las que te alegras, sino de las que te recuerdan que ayer mismo aún llevabas a tu hij@ dentro y empiezas a pensar en estas últimas semanas, en todo el tiempo perdido haciendo reposo, sin poder salir a la calle, sin poder coger a tu hijo, sin poder jugar con él, llevarlo a la guarde,...Entonces es cuando tu cerebro empieza a cavilar y a culparte de ese pensamiento que tuviste y que quizás por pensar egoístamente en qué ibas a hacer con dos, y ese sentimiento de alivio al saber que sólo vendría una. Desde entonces, he llorado mucho por pensar eso, procuro quitarme ese pensamiento de la cabeza y quizás hasta este instante, no me había perdonado a mi misma por pensarlo. Hoy por hoy, no hay ningún culpable, nunca lo hay, la naturaleza es sabia, y traerían cualquier problema, eso y sólo eso es lo que hay que pensar cuando sufrimos un aborto. No hay culpables y mucho menos nosotras mismas.
Y después de todo esto, os preguntaréis, qué me queda? Aún tengo ganas de más? Pues no, abortos no quiero mas!!!jajaja. Pero claro que quiero más hijos, además Mi Tesoro quiere tener hermanos, sí en plural, dice que quiere un hermano y una hermana, yo me hecho a reír, y pienso para mis adentros, "pues hijo, como no vengan en un mismo golpe!" Hay veces que está sentado en mis rodillas y me toca la barriga (esta post navideña que me ha salido!) y me pregunta: - "Mamá, ya está el hermanito ahí dentro?" y riendo le contesto: - "No cariño, todavía no".
Le pido a Dios que no tarde mucho, y en vista de mi trayectoria os puedo decir, que quizás un aborto más lo pueda soportar, pero no creo que más de uno. Así que espero que el Señor le conceda a mi hijo lo que pide, porque le hace falta y porque el mejor regalo que le podemos hacer a un hijo es darle un herman@ y si vienen dos pues mejor!!!
Un beso y gracias por leerme!